domingo, 3 de febrero de 2013

Agarrando la lluvia...

Agarro la lluvia, no quiero que empiecen sus primeras gotas porque presiento que cuando empiece a llover, nadie podrá pararla y no tengo fuerzas para correr, para resguardarme, para no empaparme hasta el alma.

 El sol de la mañana tranquiliza porque muestra las nubes, el horizonte que aunque sigue siendo incierto parece que aleja la tormenta pero la noche no me deja ver el cielo, no cuando no está  mi luna y no sé si un repentino viento del norte ha traído nuevas nubes, ha acercado la tormenta y descargará toda su furia sobre mi casa. Duermo en vela oyendo el viento que no dice nada, soñando con un día soleado y luminoso, impotente de saber que no está en mis manos cambiar el tiempo, no puedo luchar contra estos Dioses más poderosos que yo. No me doblego ante la lluvia, trato de aguantar estoicamente, sin hablar, sin reír, si pestañear, pidiendo a gritos un capote que me proteja.

  "Tardes de lluvia, mañanas de sol" (M.Erentxun). Espero que las tardes de lluvia traigan mañanas de sol, espero verte entre la lluvia, acompañarte en las mañanas de sol, espero no ahogarme en estas gotas que saben a hiel, que calan hasta el corazón.

sábado, 2 de febrero de 2013

Lunas llenas para devorar, ser devorado, aullar...

Hay lunas llenas para devorar, para ser devorado, para aullar...la última luna llena estuve aullando en mi castillo, aullando en silencio, a gritos, aullando para no ser devorado por una noche escura, con rayos de luna que aún bañando mi piel los siento fríos y lejos...

 Llega el día, recupero mi forma, respiro entrecortado y trato de mantenerme en pie, no sé cuando caeré, el cansancio es duro y falta mi mitad. Puede que me equivoque en tratar de ser dos, dualidad impuesta astrológica, puede que sólo deba ser uno, que me desdoble eventualmente...¿a dónde me lleva? A renegar de mí mismo, a restar valor a lo vivido, a lo escogido, a lo ofrecido.

 ¿Cuánto falta para la próxima luna llena? ¿Cuánto para a volver sentir aullar mis venas? ¿Para querer devorar? Cuánto para devorar fresas y café, noches y días, sudor y saliva. Me siento gato enjaulado, el silencio pesa toneladas, necesito una caricia que me devuelva a sentirme en casa.

 Soy gato jugando a ser lobo, corriendo el riesgo de creérselo, de no volver a ronronear en el sofá.