martes, 26 de junio de 2012

Miedo me doy...

Hoy he tenido la mala idea de leer mi blog, era la única forma de tener alguna visita, je. Lo cierto es que me ha dado miedo, cualquiera que tuviese la osadía de llegar a este perdido lugar del "cyberespacio" (me mola el nombre, suena a peli de ciencia ficción de serie "b") pensará que soy un ser lúgubre, perdido y un tanto amargado. Puede que haya bastante de cierto en todo eso, pero también influye la necesidad que siento de escribir cuando me encuentro mal. Es una catarsis ("paja mental"para los que hicieron la LOGSE) para mi alma, es una forma de sacar toda la hiel que llevo dentro para lanzarla en esta moderna (iba a repetir cybernética, je) botella esperando ser recogida por alguien en una paradisiaca playa...y que me invitase allí a una birra fresquita (no soy de gustos caros).

 El caso es que hoy he tenido una reflexión "reveladora" al hilo de una frase: "qué más dan 7 pasos, 7 metros o 7 años luz si la distancia es infranqueable" (Big bang theory), no era del todo así pero me vale. Lo que he venido a pensar es que no importa cuán lejos esté lo que buscamos, lo que queremos si no creemos que la "distancia" sea posible. En mi fuero interno, en mis sueños, en mis pesadillas sé lo que quiero, tal vez sea una utopía o un camino que sólo existe en mi cabeza pero no importa lo cerca o lejos que esté si es "infranqueable".

 Moraleja: Tiempo de buscar otros caminos, otros sueños, otros miedos, puede que me equivoque no sería ninguna novedad pero muchas veces no importa el destino sino el recorrer el camino.

lunes, 18 de junio de 2012

Unidad del dolor

   El otro día me animé a cumplir una de mis mil y una promesas que guardo en el cajón y van camino de convertirse en utopías, leer un libro de poesía de Corman; "Unidad del dolor". Vaya por delante que no soy lector de poesía, quizás porque la poesía requiere de una sensibilidad o de un estado mental que rara vez tengo, quizás porque requiere un esfuerzo mental que trato de eludir pues suele llevarme a meditaciones, sentimientos, anhelos que no quiero descubrir o afrontar. El caso es que leí varios de los versos y me conmovió el sentir cuán universales son los sentimientos, sobre todo los oscuros. El dolor, la ansiedad, la tristeza, esa cara oculta de la luna parece que es común a los mortales que habitamos este planeta, cierto es que también los son los de la cara amable, el amor, la amistad, la pasión, las ilusiones...´pero me reconozco más en la cara oculta, no sé si es porque éste es mi perfil, mi estado, el camino que escojo o al que me han llevado tantas decisiones equivocadas o unas pocas mal escogidas.

 Son unos poemas de lo cotidiano que se leen como un trago amargo de hiel con una métrica extraña para mí pero que a la vez tienen una musicalidad tan conocida y cercana. ¿Qué es el dolor? Los mismos hechos, similares circusntancias son digeridos de tan diversas formas, sentidos de mil maneras que hacen que duden si el dolor es realmente una alarma interior avisándonos que algo no funciona bien o sólo se trata de una comida mal digerida por nuestro estómago que nos impide ver más allá de nuestra nariz, más allá de un camino que no es principio ni fin sino sólo un cruce más de entre otros  mil que aún nos aguardan.

¿Quién/qué cura el dolor? Sabina hace años ofrecía "pastillas para no soñar" para vivir cien años, Antonio Vega estuvo "esperando nada", yo piedra en el zapato de algún incauto caminante que osó a caminar a mi lado he jugado a alquimista tomando pastillas para no soñar esperando nada, asiéndome a trenes sin pasajeros, a pasajeros sin trenes, con momentos de lucidez, de locura, de esperanza, de hastío, de respiro, de asfixia pero con un tratamiento equivocado en la unidad del dolor. 

miércoles, 6 de junio de 2012

En el muelle de San Blas....

 Hace tiempo que no hay noticias del marinero que se hizo a la mar ya ni recuerdas cuando, hace tiempo que tus recuerdos se diluyeron en ilusiones distorsionando una realidad que dudas si llegó siquiera a existir, hace tiempo que tus ojos se secaron por  la suave pero dura brisa marina, hace tiempo que dejaste de creer en su regreso pero sigues ahí, impávida, cada día un poco más marchita, hablando con las estrellas y con alguien que, probablemente desapareció.

 Tus amigos, tu familia, tus seres queridos te cuidan, te miman, te esperan y tú estás pero no estás...¿qué buscas en la mar? ¿A quién esperas?. Un marinero se acerca a ti, cura tus heridas cicratizadas al sol pero infectas, te mima,  te cuida, trata de dar luz a tus ojos, de despertarte de tu sueño, de tu letargo, de tu silenciosa agonía que dejaste de compartir por entender que era abyecta, egoísta e inútil.

 Es hora de regresar a casa, de volver a sentir algo más que hastío y soledad, de olvidar esos cuentos con los que soñaste de pequeña, de hablar con espíritus que creaste en un mundo que se convirtió en papel, en luces y notas. Miras una última vez al mar, está calmado como tantos otros días, como tantas otras noches, das un último suspiro y te agarras a quien quiso rescatarte, dudando si no sólo dejó de existir tu marinero sino también tú.