sábado, 26 de enero de 2013

Una luz cegadora...

"Ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve..."
  El disparo de nieve no llegó, el invierno no pudo  congelar todo, no cerró mis ojos, sin embargo, una luz cegadora apareció y me arrasó , me paralizó, me agitó, me conmovió y marcó un principio, una singularidad en el espacio donde todas mis reglas, mis miedos, mis pasos, mi mirada, quedaron desacreditados. Una luz que nunca había visto antes y, pese a tener más brillo que ninguna, se escondía, se ahogaba ante un mundo hostil como él sólo saber serlo cuando quiere´.

  Hay luces tan brillantes, tan cegadoras que tambalean nuestro universo, que ensombrecen con su fulgor todo a su alrededor, capaces de derretir el más frío de los parajes, de guiar la balsa más perdida en cualquier oscura y voraz tormenta. Luces que que, paradógicamente, pueden pasar desapercibidas, marginadas, rechazadas, maltratadas por ojos cerrados, pasivos, infames, inhumanos, ciegos ante su belleza e inconscientes de su falta de visión. Estas pequeñas nubes que juegan a ser tormenta pueden ocultar por momentos tu luz, pero son sólo eso, nubes, grises algunas, otras negras como el carbón mas sólo nubes. 

 Tengo la fortuna haber visto tu luz y no sé si llegará a quemarme, lo que no dudo es que es única y especial y que, a veces, brilla para mí y me convierte en único y especial, eclipsando cualquier riesgo, duda o alternativa que no sea tratar que brille más, que brille para mi, que brille conmigo.

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