sábado, 4 de agosto de 2012

Te admiro

Grandes verdades son muchas veces reveladas de la manera más insospechada, de forma sutil o cotundente , emanada de grandes genios o personas anónimas corriendo el riesgo de pasar desapercibidas, de no ser masticadas y asimilidas. Por eso es importante abstraerse un poco de uno mismo, ser oyente del mundo, aparcar nuestras creencias, nuestros ideales, nuestras directrices para poder estar receptivos a esas revelaciones sea cualfuere su origen, canal o destino.

 Amante de conocer gente, al mismo tiempo que fugaz en el contacto, conocí no hace mucho una chica que dejaba caer verdades reveladoras como gotas de lluvia en abril con una contundencia y al mismo tiempo con esa suavidad que dejan esas finas gotas que parecen no mojar pero calan. Entre las muchas revelaciones que me dejó, de las cuales lamentablemente no fui capaz de recoger todas por mi estado de impermeabiliddad que me persigue, me dijo un día: "sólo puedo querer a quien admiro". Lo dijo como es ella, con fuerza y desparpajo, entre calada y calada, como parte del humo que exalaban sus pulmones y con la naturalidad que ofrece el encuentro químico de dos cuasi desconocidos. Esta verdad que corrió el riesgo de desvanecerse entre aros de humo, sudor y confesiones, brotó hace unos dias  a mis pensamientos, escondida y recogida en uno de esos benditos cajones que fugazmente se abren en mi cabeza y guardan pequeñas perlas junto a oscuros pensamientos.

 

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