sábado, 4 de agosto de 2012

Esperanza e ilusión

Caminar sin esperanza, sin ilusión es como vivir a medio gas, el día a día se hace mezquino, anodino, insulso, insustancial, insostenible. La ilusión nos da una coraza ante adversidades, nos permite conseguir metas de otra manera inalcanzables, nos hace creer. La esperanza nos permite aguantar la tempestad, nos da abrigo en la gélida noche y un atisbo de luz en la oscuridad. Pero la vida es pura paradoja; la esperanza puede ser también la roca que impida que el agua fluya, que ahogue la ilusión y lastre nuestro caminar convirtiéndose en carga pesada en el andar.

 Esperanza e ilusión, dos amantes que pueden darte todo o convertirse en rivales luchando en batalla sin cuartel, sin reglas, sin piedad en un combate que deje un paraje desolador de cadáveres exquisitos devorados por los buitres del tiempo. Esa misma esperanza que te mantiene en pie, que te ayuda a levantarte, a no doblar las rodillas es capaz de lograr que el tiempo se detenga mientras todo sigue en movimiento en evolución, envejeciendo tu alma ante un Saturno que ya no sólo devora a sus hijos sino que ansioso de carne, de alimento es capaz de devorarse a sí mismo.

 Ilusión y esperanza, dejaré que una noche más susurreis palabras que a fuerza de ser repetidas no llegan a ser verdad pero que consiguen que siga siendo yo, quien quiera que sea.

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